En el libro “Yo soy el Diego”, el Diez cuenta cómo se puso de novio con la mujer que iba a ser la madre de sus hijas:
“Ya estaba instalado definitivamente en la casita de la calle Argerich, con toda mi familia. Era una típica casa de barrio, propiedad horizontal. Nosotros vivíamos al fondo y adelante estaba la familia Villafañe: don Coco, taxista y fanático de Argentinos, doña Pochi, ama de casa, y… la Claudia. Creo que nos empezamos a mirar desde el primer día, cuando me instalé ahí, en octubre del ’76. Ella me miraba por la ventana cada vez que yo salía y yo me hacía el boludo, pero siempre la relojeaba. Eso sí: recién me le animé casi ocho meses después. Exactamente el 28 de junio de 1977. Fui a bailar a un clásico del barrio: el Social y Deportivo Parque. Ahí, sobre las baldosas de la cancha de papi, las mismas en las que jugaban todos los monstruitos que después terminarían en Argentinos, se armaban unos bailongos bárbaros. Después de las dos de la mañana empezaban los lentos y ése era el gran momento. Yo estacioné mi Fiat 125 rojo en la puerta y me mandé… Ella estaba adentro, con sus compañeras del colegio, iba al quinto comercial. Los dos sabíamos que nos espiábamos, así que apenas la cabecié, aceptó. Justo, justo en el momento en que empezamos a bailar, ni nos habíamos saludado todavía, meten el tema “Yo te propongo”, de Roberto Carlos… ¡Espectacular! Me ahorró todas las palabras, que justamente no me sobraban. A partir de ahí, a partir de ese momento exacto, somos El Diego y La Claudia.”
Después de haber sido padres por segunda vez, llegó el deseo de ambos de formalizar la relación: así fue que a sólo seis meses del nacimiento de su segunda hija, el 7 de noviembre de 1989, Claudia y Diego tuvieron su mega-fiesta en el Luna Park: una celebración con 1.500 personas en la que no faltó nada, para la que se fletaron charters con invitados famosos desde Europa y que costó millones.